Los sistemas vivos para vivir, deben morir y así vivir. Esto genera un ciclo de movimiento contínuo, el ciclo de la vida y la muerte, que se alimenta de los disturbios o podas naturales o intencionales, renovando los bosques o sistemas y generando picos de transformación hacia la Abundancia.
La poda genera materia orgánica que alimenta el suelo y estimula nuevas brotaciones.
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